Cómo la terapia miofascial y de puntos gatillo puede ser tu clave para sanar: tratamientos en barcelona

En nuestra experiencia como profesionales de la salud y el bienestar, comprobamos a diario que el estrés no solo afecta a la mente, sino que también deja huella perdurable en el cuerpo.

El estrés puede aparecer de varias formas muy sutiles: esa presión en el pecho cuando tienes prisa porque llegas tarde, la respiración entrecortada en un momento de conflicto o ese nudo en el estómago que nunca termina de irse.

Y si no se quedan en simples sensaciones pasajeras, son señales de tu cuerpo pidiéndote que lo escuches.

Por experiencia sabemos que el estrés y el trauma no resueltos suelen quedarse guardados en los músculos y en la fascia, lo que hace que el cuerpo repita patrones de dolor y rigidez. 

Por eso hay tratamientos o medicamentos que pueden darte alivio inmediato, pero no consiguen un cambio duradero. 

Para llegar a la raíz, tenemos que alcanzar las capas más profundas donde el cuerpo guarda esa tensión, a veces durante años o incluso décadas; hay que ir más allá.

Dos de las zonas más importantes en las que centramos nuestro trabajo son el diafragma y los músculos psoas.

Cuando estos músculos se bloquean por la tensión, pueden dejar al sistema nervioso en un constante estado de alerta, reproduciendo viejos patrones de estrés, miedo, trauma y reacción de lucha o huida.

Con el fin de liberar esta tensión profunda, combinamos la Terapia de Puntos Gatillo, la Liberación Miofascial, el trabajo energético y otras técnicas manuales. De este modo podemos llegar tanto a las raíces físicas como emocionales de la tensión, lo que permite al cuerpo soltar lo que ha estado cargando y abrir el camino hacia una recuperación duradera.

Entonces, ¿cómo es que la Terapia de Puntos Gatillo y la Liberación Miofascial ayudan a liberar el trauma y el estrés acumulados en el cuerpo? Profundicemos en ello.

COMPRENDE CÓMO TU CUERPO PROCESA EL ESTRÉS

Cuando tu cuerpo se siente inseguro, incluso de formas muy sutiles, entra en modo defensa para protegerte, muchas veces sin que te des cuenta. 

Esto se debe a que todos estamos programados para sobrevivir. El problema es que el cuerpo no siempre sabe distinguir entre un peligro real y uno imaginario. Preocuparse por el futuro, revivir miedos del pasado o simplemente correr de un lado al otro en un día ajetreado puede mantener al sistema nervioso en alerta mucho después de que la situación haya pasado.

Lo ideal es que el estrés sea algo pasajero. El cuerpo entra en un estado de alerta cuando lo necesita y después vuelve al equilibrio. Pero cuando el estrés se vuelve constante, el cuerpo no tiene oportunidad de restablecerse. La tensión se va acumulando poco a poco y, con el tiempo, termina por instalarse en lo más profundo en forma de dolor, ansiedad, insomnio o una sensación general de estar bloqueado.

8 señales que pueden indicar que el cuerpo está acumulando estrés no resuelto:

  1. Disfunción respiratoria: Una de las primeras señales que aparecen es la dificultad para respirar profundamente. El diafragma se vuelve tan rígido que resulta imposible tomar respiraciones profundas que revitalizan al cuerpo. 
  2. Dolor en la pelvis: El dolor profundo, la tensión o la incomodidad en la zona pélvica suelen reflejar emociones almacenadas relacionadas con la seguridad, la sexualidad o experiencias vitales fundamentales. Esta parte del cuerpo puede almacenar traumas ligados a los límites, las relaciones íntimas o a la necesidad de sentirse estable y seguro en el mundo.
  3. Dolor en el pecho: El dolor, la presión o la opresión en el pecho a menudo aparecen cuando el centro del corazón carga con duelos, pérdidas o heridas emocionales que siguen sin resolverse.
  4. Tensión: La tensión muscular crónica, especialmente en hombros, cuello y mandíbula, suele reflejar el intento del cuerpo de protegerse frente a amenazas percibidas o de contener emociones no expresadas. Esta hipervigilancia mantiene a los músculos en tensión constante y, con el tiempo, acaba siendo agotadora.
  5. Dolores y molestias inexplicables en el cuerpo: Dolores que se mueven de una zona a otra o que no responden a tratamientos convencionales suelen ser la forma que tiene el cuerpo de expresar experiencias no procesadas.
  6. Problemas digestivos: Los trastornos persistentes de estómago que no mejoran con intervención médica suelen reflejar tensión emocional acumulada en la zona abdominal.
  7. Bloqueos en la comunicación: La tensión en la garganta suele indicar dificultad para expresar emociones o expresar tu verdad interior, y a menudo está relacionada con bloqueos en el chakra de la garganta.
  8. Agotamiento sistémico: El esfuerzo continuo de cargar con el trauma provoca un cansancio profundo y generalizado que el descanso por sí solo no logra aliviar.

ESPECIALISTA EN TERAPIA DE PUNTOS GATILLO Y MIOFASCIAL

Tras décadas de experiencia clínica y su propia vivencia con el dolor crónico, el estrés y una lesión de columna, nuestra directora Natalia Laing ha desarrollado una comprensión intuitiva sobre cómo aparecen dichas dolencias y cómo abordarlas con su método, que une la terapia de puntos gatillo, la liberación miofascial, el trabajo energético y más de tres décadas de enseñanza en Pilates.

Natalia ha sufrido lesiones importantes en la zona lumbar, el sacro, la espalda dorsal, el hombro, el glúteo, el tendón de Aquiles y varias articulaciones, siendo la más significativa una lesión de columna. Esta experiencia le aporta una perspectiva única como terapeuta y profesora. Puedes leer más sobre su historia en nuestra serie de tres partes sobre cómo ha reparado su hernia discal.

Saber de primera mano lo que supone vivir cada día con dolor le permite acompañar a sus clientes desde una profunda compasión.

«¡He tenido muchas lesiones en mis años como profesora y bailarina! Eso me ha hecho ser mejor profesora y terapeuta. Siento que eso me permite transmitir confianza a los clientes para que prueben cosas aunque tengan miedo. Sé que es seguro. Sé que estarán bien.»

¿QUÉ SON LOS PUNTOS GATILLO Y QUÉ ES LA FASCIA?

Si tienes dificultades para entender la diferencia entre la terapia de puntos gatillo y la liberación miofascial, aquí te ayudamos a aclararlo.

Los puntos gatillo son esas pequeñas zonas del músculo, hipersensibles, que se sienten como un nudo. Se forman cuando las fibras musculares quedan atrapadas en un estado de contracción, tirando de tendones y ligamentos, lo que restringe el flujo sanguíneo e irrita los nervios adyacentes. El dolor no siempre se queda en un solo lugar: puede extenderse a otras partes del cuerpo a través de lo que se conoce como dolor referido. Por eso un punto gatillo en la espalda puede hacer que duela el brazo o el cuello.

Tu cerebro percibe el dolor y te indica que dejes de usar ese músculo. Sin embargo, al evitar el movimiento el músculo se contrae todavía más y se crea un ciclo que puede durar años.

Durante la sesión, Natalia utiliza una combinación de presión dirigida, masaje de tejido profundo y estiramientos para liberar estos puntos gatillo.

La fascia actúa de manera diferente. A nuestros clientes les decimos que es como una red que conecta y envuelve todo: músculos, huesos, nervios, vasos sanguíneos e incluso los órganos.

Imagina un traje de cuerpo entero, como el de Spider-man. Cuando se forman adherencias a causa de estrés, lesiones o traumas, ese traje se tensa y acaba limitando tu movimiento. La fascia está compuesta principalmente por colágeno y elastina, junto con capas de fluido llamadas hialuronano que le permiten estirarse y deslizarse a medida que te mueves.

Pero hay algo que la mayoría de la gente no entiende: la fascia contiene más terminaciones nerviosas sensoriales que el propio tejido muscular.

Al atravesar un trauma o un periodo de estrés crónico, estas vías nerviosas se vuelven extremadamente sensibles, y por ende, dan lugar a zonas de restricción que acumulan tanto tensión física como patrones emocionales.

A menudo usamos la siguiente analogía para que nuestros clientes lo entiendan mejor: imagina que la fascia es como un calcetín, y que tus músculos y huesos son el pie. Si haces nudos por todo el calcetín, el pie seguirá entrando, pero al caminar cada nudo tira, estira y puede doler. Empiezas a cojear, aunque el pie en sí esté bien. Al liberar esas adherencias fasciales, es como aflojar el calcetín: ¡la tensión se disuelve y el cuerpo vuelve a moverse con libertad, sin que nada lo esté tirando!

¿DE QUÉ MANERA SE TRATAN LOS PUNTOS GATILLO Y SE LIBERA LA FASCIA?

Trabajar con Natalia es una experiencia reparadora que ayuda a liberar tensión, aliviar las molestias y devuelve al cuerpo su movilidad y su equilibrio, no solo a nivel físico, sino también emocional.

Cada sesión comienza con una conversación sobre lo que sientes y una valoración de las zonas de tu cuerpo en las que notas restricción. 

En la sesión, Natalia aplica una presión constante y focalizada con las manos o los codos para suavizar el tejido conectivo contraído y disolver los nudos en las zonas con restricción. 

Según nuestra experiencia, los puntos gatillo y las restricciones fasciales suelen formarse en los lugares donde el cuerpo ha estado cargando con el peso del estrés. Y este estrés no siempre se manifiesta de forma consciente. 

Puede reflejarse en un hombro cansado de llevar el peso de todo, en una mandíbula rígida por lo que nunca se dijo o en unas caderas que guardan tu esencia más profunda.

La terapia de puntos gatillo actúa sobre el músculo. La liberación miofascial se centra en la red de tejido conectivo que lo rodea.

En manos de un profesional cualificado, la combinación de ambas técnicas permite restaurar el movimiento, aliviar el dolor y relajar el sistema nervioso.

CÓMO LA FASCIA PUEDE ALMACENAR EMOCIONES

La fascia, con su densa red de terminaciones nerviosas, está en comunicación constante con el cerebro sobre la seguridad, las amenazas y el estado emocional. Cuando atraviesas un trauma, estas vías pueden quedar bloqueadas en patrones de protección.

Lo que mucha gente no sabe es que la fascia puede actuar como un sistema de almacenamiento emocional.


Tus emociones pueden alojarse en lo más profundo del cuerpo físico. Al trabajar la fascia, muchas veces esas emociones también se liberan.

Las investigaciones sobre neuroplasticidad demuestran que liberar las restricciones fasciales puede ayudar a reprogramar las vías del dolor en el cerebro. La presión suave y prolongada no solo libera el tejido, sino que también contribuye a restablecer los patrones neuronales que dieron lugar a la restricción.

«Las neuroimágenes recientes muestran que las terapias manuales dirigidas a liberar restricciones fasciales no solo actúan a nivel local, sino que pueden modificar la manera en que se comunican las redes del dolor en el cerebro. Estudios con RMf (resonancia magnética funcional) y EEG (electroencefalograma) han observado cambios en la conectividad en estado de reposo y en la actividad cortical inmediatamente después del tratamiento y hasta varios días más tarde, junto con una reducción en la sensibilidad al dolor. Esto apoya la idea de que liberar las restricciones miofasciales puede ayudar a ‘reconfigurar’ las vías del dolor sensibilizadas y, por ende, mejorar la forma en que el sistema nervioso procesa las señales de dolor.» Fuente del estudio

Este tipo de trabajo requiere tanto destreza como sensibilidad. Natalia ha aprendido que, para sanar, se necesitan enfoques distintos en cada momento. Se deja guiar por cada cuerpo y responde a lo que necesita, sin forzar más de lo que la persona puede manejar de forma segura. 

«Siento que la experiencia de vivir con tanto dolor me ha hecho una profesional de confianza. Escucharé a tu cuerpo y dejaré que me guíe.»

EL DIAFRAGMA: EL BOTÓN DE RESET DE TU CUERPO

Seguramente hayas oído que respirar con el diafragma es bueno para ti, pero ¿sabías que este músculo hace mucho más que mover aire?

El diafragma se encuentra en la base de la caja torácica, conectado a la columna, las costillas y el esternón. Modela tu postura, influye en la forma en que respiras y en cómo reaccionas al estrés. Cuando funciona bien, actúa como un masaje natural para los órganos internos y favorece el equilibrio del sistema nervioso.

Cuando el trauma o estrés crónico se prolongan más de lo debido, la respiración suele volverse superficial y restringida. El diafragma se contrae y el cuerpo se mantiene en un estado de vigilancia constante.

Al liberar este músculo, Natalia observa que muchas personas lloran y enseguida vuelven a respirar con normalidad. El cuerpo se regula casi al instante, y ella explica a sus clientes que es normal experimentar una gran reacción emocional.

El diafragma también tiene una conexión directa con el nervio vago, que va desde el tronco cerebral hasta el pecho y el abdomen. Este nervio funciona como el botón de reset del cuerpo y regula las funciones de descanso y digestión. Liberar la tensión diafragmática le indica al sistema nervioso que es seguro salir del estado de alerta.

Tanto para Natalia como para los otros profesionales de nuestro equipo, el diafragma es uno de los dos grandes protagonistas en la liberación del trauma. El psoas almacena miedo y trauma, mientras que el diafragma guarda casi todo lo demás. Por eso, liberar ambos músculos provoca que la persona sienta una liberación profunda y un cambio energético.

EL PSOAS: EL MÚSCULO DEL ALMA EN EL TRAUMA

El psoas es otro músculo interno que recorre en profundidad la estructura del cuerpo y almacena el miedo y el trauma. Es muy poderoso, pero a menudo se pasa por alto.

Se conecta con el diafragma y se extiende desde la columna lumbar hasta el fémur, atraviesa la pelvis y enlaza directamente con el sistema nervioso central. También está vinculado al sistema nervioso autónomo y al cerebro límbico, donde se guardan las emociones, el trauma y los instintos de supervivencia. Por eso se le conoce como el músculo del alma.

El psoas se compone de tres músculos: el psoas mayor, el psoas menor y el ilíaco. El ilíaco une el psoas con la pelvis y juega un papel esencial en la flexión de la cadera y la estabilidad de la columna.

Cuando la columna lumbar sufre una lesión, el psoas siempre se ve afectado. Si está rígido o sobrecargado, provoca sensación de estrés y mantiene al cuerpo en un estado de lucha o huida. Cuando alguien se asusta, el cuerpo lleva instintivamente las rodillas hacia el pecho: es el psoas que se contrae para proteger los órganos vitales. En situaciones de estrés crónico, este músculo permanece parcialmente activado y afecta a todo, desde la postura hasta la sensación de seguridad emocional.

Cuando has pasado por un trauma o vives con estrés crónico, el psoas suele contraerse como si el cuerpo se preparara para enfrentar un peligro. Liberar el psoas no solo alivia el dolor de espalda, también suele desencadenar una liberación emocional profunda que te permite soltar sentimientos guardados durante años. Por eso algunos clientes describen el trabajo con el psoas como algo transformador.

Desde un punto de vista energético, el psoas está muy vinculado a los tres primeros chakras:

  • Raíz (Muladhara): relacionado con la estabilidad y la sensación de tener los pies en la tierra.
  • Sacro (Svadhisthana): vinculado a la creatividad y la expresión emocional.
  • Plexo solar (Manipura): centro de la confianza y la intuición; un mal funcionamiento del psoas puede contribuir a la ansiedad o la falta de seguridad en uno mismo.

Debido a estas conexiones, el psoas se considera tanto un “músculo emocional” como estructural.

Como profesional del cuerpo y de la energía, Natalia aborda este músculo con conciencia anatómica y energética, y presta atención no solo a dónde la fascia presenta restricciones, sino también a dónde la energía puede quedar retenida o bloqueada.

Si te interesa, aquí puedes aprender más sobre la conexión intrínseca entre el psoas y el sistema de chakras.

LOS EFECTOS TRANSFORMADORES

Los cambios que observamos pueden ser realmente transformadores para algunas personas.

Alivio físico inmediato: Tras las sesiones, muchas personas sienten un alivio significativo del dolor y las molestias. Además, al mejorar la circulación, se sienten más ligeras, como si pudieran volver a respirar con normalidad.

Mayor claridad mental: Todo lo que hacemos en las sesiones tiene como objetivo que la sangre y el oxígeno circulen con mayor libertad por el cuerpo. Al liberar tensiones y restricciones profundas, creamos literalmente espacio para una mejor circulación. Las personas que acuden a nosotros no solo se sienten mejor físicamente, sino que con frecuencia salen con una claridad mental renovada, como no habían tenido en meses o años.

Liberación digestiva: Uno de los resultados más inesperados, pero a la vez más frecuentes, es la mejora en la función digestiva. Al liberar la zona de las caderas, a menudo se estimula la necesidad de vaciar el intestino. Para quienes sufren estreñimiento, esta limpieza puede ser una experiencia revitalizante.

Transformación postural: Una vez liberada la fascia, las  adherencias comienzan a soltarse y la postura de la persona empieza a cambiar.

Flujo emocional: El dolor desgasta emocionalmente. A medida que se libera la tensión física, la energía emocional vuelve a moverse. Vivir con dolor supone una carga tanto para el cuerpo como para las emociones, así que el alivio en un área repercute de forma natural en la otra.

Liberación del trauma: Liberar la región de las caderas puede activar traumas profundos que la persona mantiene en el cuerpo. La pelvis es, sin duda, una de las áreas que más atención requiere, aunque con frecuencia se descuida.

Regulación del sistema nervioso: Cuando la fascia comienza a liberarse, también se libera el sistema nervioso. Este cambio ayuda de manera natural a salir de ese estado continuo de lucha o huida en el que tantas personas permanecen. Cuando se trabaja en una zona que genera mucho dolor, la sensación de alivio al soltar esa carga es evidente.

Tu cuerpo funciona como una unidad. Ningún sistema trabaja de manera aislada. Nuestro enfoque es holístico: aliviar el dolor físico y liberar las emociones ayuda a que tanto el sistema nervioso autónomo como el sistema nervioso en su totalidad respondan mejor.

CUÁNDO ACUDIR A UN PROFESIONAL

Muchas personas que llegan a Natalia cuentan que antes de encontrar Studio Australia Barcelona se habían sentido perdidas en su proceso de sanación. Suelen venir con una sensación de miedo o frustración porque alguien les ha dicho que su dolor «no es real», aunque ellas saben muy bien que sí lo es.

«Conozco bien todos los grados del dolor. Por eso, cuando trabajo con mis clientes lo hago desde una gran compasión. Al mismo tiempo, me acerco con confianza, porque sé que puedo ayudar. Llevo muchos años practicando y he visto resultados increíbles una y otra vez, así que confío en mis manos y en mis habilidades.»

Cuando Natalia trabaja contigo, no hay juicios. No tiene prisa por arreglarte. Es una persona que te entiende, que escucha lo que tu cuerpo quiere decir y que te acompaña con cuidado para que vuelvas a sentirte seguro en tu propio cuerpo.

Ponte en contacto con nosotros para una consulta de 15 minutos gratuita, en la que podremos hablar de tus necesidades y de cómo podemos ayudarte.

Fuentes

https://psychiatryinstitute.com/releasing-trauma-and-stress-with-the-psoas-muscle/

https://www.lpctherapies.co.uk/blog/2025/2/4/the-sacred-psoas-the-muscle-of-emotion-fear-and-transformation

https://my.clevelandclinic.org/health/treatments/24011-myofascial-release-therapy

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25603749

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En nuestra experiencia como profesionales de la salud y el bienestar, comprobamos a diario que el estrés no solo afecta a la mente, sino que también deja huella perdurable en el cuerpo.

El estrés puede aparecer de varias formas muy sutiles: esa presión en el pecho cuando tienes prisa porque llegas tarde, la respiración entrecortada en un momento de conflicto o ese nudo en el estómago que nunca termina de irse.

Y si no se quedan en simples sensaciones pasajeras, son señales de tu cuerpo pidiéndote que lo escuches.

Por experiencia sabemos que el estrés y el trauma no resueltos suelen quedarse guardados en los músculos y en la fascia, lo que hace que el cuerpo repita patrones de dolor y rigidez. 

Por eso hay tratamientos o medicamentos que pueden darte alivio inmediato, pero no consiguen un cambio duradero. 

Para llegar a la raíz, tenemos que alcanzar las capas más profundas donde el cuerpo guarda esa tensión, a veces durante años o incluso décadas; hay que ir más allá.

Dos de las zonas más importantes en las que centramos nuestro trabajo son el diafragma y los músculos psoas.

Cuando estos músculos se bloquean por la tensión, pueden dejar al sistema nervioso en un constante estado de alerta, reproduciendo viejos patrones de estrés, miedo, trauma y reacción de lucha o huida.

Con el fin de liberar esta tensión profunda, combinamos la Terapia de Puntos Gatillo, la Liberación Miofascial, el trabajo energético y otras técnicas manuales. De este modo podemos llegar tanto a las raíces físicas como emocionales de la tensión, lo que permite al cuerpo soltar lo que ha estado cargando y abrir el camino hacia una recuperación duradera.

Entonces, ¿cómo es que la Terapia de Puntos Gatillo y la Liberación Miofascial ayudan a liberar el trauma y el estrés acumulados en el cuerpo? Profundicemos en ello.

COMPRENDE CÓMO TU CUERPO PROCESA EL ESTRÉS

Cuando tu cuerpo se siente inseguro, incluso de formas muy sutiles, entra en modo defensa para protegerte, muchas veces sin que te des cuenta. 

Esto se debe a que todos estamos programados para sobrevivir. El problema es que el cuerpo no siempre sabe distinguir entre un peligro real y uno imaginario. Preocuparse por el futuro, revivir miedos del pasado o simplemente correr de un lado al otro en un día ajetreado puede mantener al sistema nervioso en alerta mucho después de que la situación haya pasado.

Lo ideal es que el estrés sea algo pasajero. El cuerpo entra en un estado de alerta cuando lo necesita y después vuelve al equilibrio. Pero cuando el estrés se vuelve constante, el cuerpo no tiene oportunidad de restablecerse. La tensión se va acumulando poco a poco y, con el tiempo, termina por instalarse en lo más profundo en forma de dolor, ansiedad, insomnio o una sensación general de estar bloqueado.

8 señales que pueden indicar que el cuerpo está acumulando estrés no resuelto:

  1. Disfunción respiratoria: Una de las primeras señales que aparecen es la dificultad para respirar profundamente. El diafragma se vuelve tan rígido que resulta imposible tomar respiraciones profundas que revitalizan al cuerpo. 
  2. Dolor en la pelvis: El dolor profundo, la tensión o la incomodidad en la zona pélvica suelen reflejar emociones almacenadas relacionadas con la seguridad, la sexualidad o experiencias vitales fundamentales. Esta parte del cuerpo puede almacenar traumas ligados a los límites, las relaciones íntimas o a la necesidad de sentirse estable y seguro en el mundo.
  3. Dolor en el pecho: El dolor, la presión o la opresión en el pecho a menudo aparecen cuando el centro del corazón carga con duelos, pérdidas o heridas emocionales que siguen sin resolverse.
  4. Tensión: La tensión muscular crónica, especialmente en hombros, cuello y mandíbula, suele reflejar el intento del cuerpo de protegerse frente a amenazas percibidas o de contener emociones no expresadas. Esta hipervigilancia mantiene a los músculos en tensión constante y, con el tiempo, acaba siendo agotadora.
  5. Dolores y molestias inexplicables en el cuerpo: Dolores que se mueven de una zona a otra o que no responden a tratamientos convencionales suelen ser la forma que tiene el cuerpo de expresar experiencias no procesadas.
  6. Problemas digestivos: Los trastornos persistentes de estómago que no mejoran con intervención médica suelen reflejar tensión emocional acumulada en la zona abdominal.
  7. Bloqueos en la comunicación: La tensión en la garganta suele indicar dificultad para expresar emociones o expresar tu verdad interior, y a menudo está relacionada con bloqueos en el chakra de la garganta.
  8. Agotamiento sistémico: El esfuerzo continuo de cargar con el trauma provoca un cansancio profundo y generalizado que el descanso por sí solo no logra aliviar.

ESPECIALISTA EN TERAPIA DE PUNTOS GATILLO Y MIOFASCIAL

Tras décadas de experiencia clínica y su propia vivencia con el dolor crónico, el estrés y una lesión de columna, nuestra directora Natalia Laing ha desarrollado una comprensión intuitiva sobre cómo aparecen dichas dolencias y cómo abordarlas con su método, que une la terapia de puntos gatillo, la liberación miofascial, el trabajo energético y más de tres décadas de enseñanza en Pilates.

Natalia ha sufrido lesiones importantes en la zona lumbar, el sacro, la espalda dorsal, el hombro, el glúteo, el tendón de Aquiles y varias articulaciones, siendo la más significativa una lesión de columna. Esta experiencia le aporta una perspectiva única como terapeuta y profesora. Puedes leer más sobre su historia en nuestra serie de tres partes sobre cómo ha reparado su hernia discal.

Saber de primera mano lo que supone vivir cada día con dolor le permite acompañar a sus clientes desde una profunda compasión.

«¡He tenido muchas lesiones en mis años como profesora y bailarina! Eso me ha hecho ser mejor profesora y terapeuta. Siento que eso me permite transmitir confianza a los clientes para que prueben cosas aunque tengan miedo. Sé que es seguro. Sé que estarán bien.»

¿QUÉ SON LOS PUNTOS GATILLO Y QUÉ ES LA FASCIA?

Si tienes dificultades para entender la diferencia entre la terapia de puntos gatillo y la liberación miofascial, aquí te ayudamos a aclararlo.

Los puntos gatillo son esas pequeñas zonas del músculo, hipersensibles, que se sienten como un nudo. Se forman cuando las fibras musculares quedan atrapadas en un estado de contracción, tirando de tendones y ligamentos, lo que restringe el flujo sanguíneo e irrita los nervios adyacentes. El dolor no siempre se queda en un solo lugar: puede extenderse a otras partes del cuerpo a través de lo que se conoce como dolor referido. Por eso un punto gatillo en la espalda puede hacer que duela el brazo o el cuello.

Tu cerebro percibe el dolor y te indica que dejes de usar ese músculo. Sin embargo, al evitar el movimiento el músculo se contrae todavía más y se crea un ciclo que puede durar años.

Durante la sesión, Natalia utiliza una combinación de presión dirigida, masaje de tejido profundo y estiramientos para liberar estos puntos gatillo.

La fascia actúa de manera diferente. A nuestros clientes les decimos que es como una red que conecta y envuelve todo: músculos, huesos, nervios, vasos sanguíneos e incluso los órganos.

Imagina un traje de cuerpo entero, como el de Spider-man. Cuando se forman adherencias a causa de estrés, lesiones o traumas, ese traje se tensa y acaba limitando tu movimiento. La fascia está compuesta principalmente por colágeno y elastina, junto con capas de fluido llamadas hialuronano que le permiten estirarse y deslizarse a medida que te mueves.

Pero hay algo que la mayoría de la gente no entiende: la fascia contiene más terminaciones nerviosas sensoriales que el propio tejido muscular.

Al atravesar un trauma o un periodo de estrés crónico, estas vías nerviosas se vuelven extremadamente sensibles, y por ende, dan lugar a zonas de restricción que acumulan tanto tensión física como patrones emocionales.

A menudo usamos la siguiente analogía para que nuestros clientes lo entiendan mejor: imagina que la fascia es como un calcetín, y que tus músculos y huesos son el pie. Si haces nudos por todo el calcetín, el pie seguirá entrando, pero al caminar cada nudo tira, estira y puede doler. Empiezas a cojear, aunque el pie en sí esté bien. Al liberar esas adherencias fasciales, es como aflojar el calcetín: ¡la tensión se disuelve y el cuerpo vuelve a moverse con libertad, sin que nada lo esté tirando!

¿DE QUÉ MANERA SE TRATAN LOS PUNTOS GATILLO Y SE LIBERA LA FASCIA?

Trabajar con Natalia es una experiencia reparadora que ayuda a liberar tensión, aliviar las molestias y devuelve al cuerpo su movilidad y su equilibrio, no solo a nivel físico, sino también emocional.

Cada sesión comienza con una conversación sobre lo que sientes y una valoración de las zonas de tu cuerpo en las que notas restricción. 

En la sesión, Natalia aplica una presión constante y focalizada con las manos o los codos para suavizar el tejido conectivo contraído y disolver los nudos en las zonas con restricción. 

Según nuestra experiencia, los puntos gatillo y las restricciones fasciales suelen formarse en los lugares donde el cuerpo ha estado cargando con el peso del estrés. Y este estrés no siempre se manifiesta de forma consciente. 

Puede reflejarse en un hombro cansado de llevar el peso de todo, en una mandíbula rígida por lo que nunca se dijo o en unas caderas que guardan tu esencia más profunda.

La terapia de puntos gatillo actúa sobre el músculo. La liberación miofascial se centra en la red de tejido conectivo que lo rodea.

En manos de un profesional cualificado, la combinación de ambas técnicas permite restaurar el movimiento, aliviar el dolor y relajar el sistema nervioso.

CÓMO LA FASCIA PUEDE ALMACENAR EMOCIONES

La fascia, con su densa red de terminaciones nerviosas, está en comunicación constante con el cerebro sobre la seguridad, las amenazas y el estado emocional. Cuando atraviesas un trauma, estas vías pueden quedar bloqueadas en patrones de protección.

Lo que mucha gente no sabe es que la fascia puede actuar como un sistema de almacenamiento emocional.


Tus emociones pueden alojarse en lo más profundo del cuerpo físico. Al trabajar la fascia, muchas veces esas emociones también se liberan.

Las investigaciones sobre neuroplasticidad demuestran que liberar las restricciones fasciales puede ayudar a reprogramar las vías del dolor en el cerebro. La presión suave y prolongada no solo libera el tejido, sino que también contribuye a restablecer los patrones neuronales que dieron lugar a la restricción.

«Las neuroimágenes recientes muestran que las terapias manuales dirigidas a liberar restricciones fasciales no solo actúan a nivel local, sino que pueden modificar la manera en que se comunican las redes del dolor en el cerebro. Estudios con RMf (resonancia magnética funcional) y EEG (electroencefalograma) han observado cambios en la conectividad en estado de reposo y en la actividad cortical inmediatamente después del tratamiento y hasta varios días más tarde, junto con una reducción en la sensibilidad al dolor. Esto apoya la idea de que liberar las restricciones miofasciales puede ayudar a ‘reconfigurar’ las vías del dolor sensibilizadas y, por ende, mejorar la forma en que el sistema nervioso procesa las señales de dolor.» Fuente del estudio

Este tipo de trabajo requiere tanto destreza como sensibilidad. Natalia ha aprendido que, para sanar, se necesitan enfoques distintos en cada momento. Se deja guiar por cada cuerpo y responde a lo que necesita, sin forzar más de lo que la persona puede manejar de forma segura. 

«Siento que la experiencia de vivir con tanto dolor me ha hecho una profesional de confianza. Escucharé a tu cuerpo y dejaré que me guíe.»

EL DIAFRAGMA: EL BOTÓN DE RESET DE TU CUERPO

Seguramente hayas oído que respirar con el diafragma es bueno para ti, pero ¿sabías que este músculo hace mucho más que mover aire?

El diafragma se encuentra en la base de la caja torácica, conectado a la columna, las costillas y el esternón. Modela tu postura, influye en la forma en que respiras y en cómo reaccionas al estrés. Cuando funciona bien, actúa como un masaje natural para los órganos internos y favorece el equilibrio del sistema nervioso.

Cuando el trauma o estrés crónico se prolongan más de lo debido, la respiración suele volverse superficial y restringida. El diafragma se contrae y el cuerpo se mantiene en un estado de vigilancia constante.

Al liberar este músculo, Natalia observa que muchas personas lloran y enseguida vuelven a respirar con normalidad. El cuerpo se regula casi al instante, y ella explica a sus clientes que es normal experimentar una gran reacción emocional.

El diafragma también tiene una conexión directa con el nervio vago, que va desde el tronco cerebral hasta el pecho y el abdomen. Este nervio funciona como el botón de reset del cuerpo y regula las funciones de descanso y digestión. Liberar la tensión diafragmática le indica al sistema nervioso que es seguro salir del estado de alerta.

Tanto para Natalia como para los otros profesionales de nuestro equipo, el diafragma es uno de los dos grandes protagonistas en la liberación del trauma. El psoas almacena miedo y trauma, mientras que el diafragma guarda casi todo lo demás. Por eso, liberar ambos músculos provoca que la persona sienta una liberación profunda y un cambio energético.

EL PSOAS: EL MÚSCULO DEL ALMA EN EL TRAUMA

El psoas es otro músculo interno que recorre en profundidad la estructura del cuerpo y almacena el miedo y el trauma. Es muy poderoso, pero a menudo se pasa por alto.

Se conecta con el diafragma y se extiende desde la columna lumbar hasta el fémur, atraviesa la pelvis y enlaza directamente con el sistema nervioso central. También está vinculado al sistema nervioso autónomo y al cerebro límbico, donde se guardan las emociones, el trauma y los instintos de supervivencia. Por eso se le conoce como el músculo del alma.

El psoas se compone de tres músculos: el psoas mayor, el psoas menor y el ilíaco. El ilíaco une el psoas con la pelvis y juega un papel esencial en la flexión de la cadera y la estabilidad de la columna.

Cuando la columna lumbar sufre una lesión, el psoas siempre se ve afectado. Si está rígido o sobrecargado, provoca sensación de estrés y mantiene al cuerpo en un estado de lucha o huida. Cuando alguien se asusta, el cuerpo lleva instintivamente las rodillas hacia el pecho: es el psoas que se contrae para proteger los órganos vitales. En situaciones de estrés crónico, este músculo permanece parcialmente activado y afecta a todo, desde la postura hasta la sensación de seguridad emocional.

Cuando has pasado por un trauma o vives con estrés crónico, el psoas suele contraerse como si el cuerpo se preparara para enfrentar un peligro. Liberar el psoas no solo alivia el dolor de espalda, también suele desencadenar una liberación emocional profunda que te permite soltar sentimientos guardados durante años. Por eso algunos clientes describen el trabajo con el psoas como algo transformador.

Desde un punto de vista energético, el psoas está muy vinculado a los tres primeros chakras:

  • Raíz (Muladhara): relacionado con la estabilidad y la sensación de tener los pies en la tierra.
  • Sacro (Svadhisthana): vinculado a la creatividad y la expresión emocional.
  • Plexo solar (Manipura): centro de la confianza y la intuición; un mal funcionamiento del psoas puede contribuir a la ansiedad o la falta de seguridad en uno mismo.

Debido a estas conexiones, el psoas se considera tanto un “músculo emocional” como estructural.

Como profesional del cuerpo y de la energía, Natalia aborda este músculo con conciencia anatómica y energética, y presta atención no solo a dónde la fascia presenta restricciones, sino también a dónde la energía puede quedar retenida o bloqueada.

Si te interesa, aquí puedes aprender más sobre la conexión intrínseca entre el psoas y el sistema de chakras.

LOS EFECTOS TRANSFORMADORES

Los cambios que observamos pueden ser realmente transformadores para algunas personas.

Alivio físico inmediato: Tras las sesiones, muchas personas sienten un alivio significativo del dolor y las molestias. Además, al mejorar la circulación, se sienten más ligeras, como si pudieran volver a respirar con normalidad.

Mayor claridad mental: Todo lo que hacemos en las sesiones tiene como objetivo que la sangre y el oxígeno circulen con mayor libertad por el cuerpo. Al liberar tensiones y restricciones profundas, creamos literalmente espacio para una mejor circulación. Las personas que acuden a nosotros no solo se sienten mejor físicamente, sino que con frecuencia salen con una claridad mental renovada, como no habían tenido en meses o años.

Liberación digestiva: Uno de los resultados más inesperados, pero a la vez más frecuentes, es la mejora en la función digestiva. Al liberar la zona de las caderas, a menudo se estimula la necesidad de vaciar el intestino. Para quienes sufren estreñimiento, esta limpieza puede ser una experiencia revitalizante.

Transformación postural: Una vez liberada la fascia, las  adherencias comienzan a soltarse y la postura de la persona empieza a cambiar.

Flujo emocional: El dolor desgasta emocionalmente. A medida que se libera la tensión física, la energía emocional vuelve a moverse. Vivir con dolor supone una carga tanto para el cuerpo como para las emociones, así que el alivio en un área repercute de forma natural en la otra.

Liberación del trauma: Liberar la región de las caderas puede activar traumas profundos que la persona mantiene en el cuerpo. La pelvis es, sin duda, una de las áreas que más atención requiere, aunque con frecuencia se descuida.

Regulación del sistema nervioso: Cuando la fascia comienza a liberarse, también se libera el sistema nervioso. Este cambio ayuda de manera natural a salir de ese estado continuo de lucha o huida en el que tantas personas permanecen. Cuando se trabaja en una zona que genera mucho dolor, la sensación de alivio al soltar esa carga es evidente.

Tu cuerpo funciona como una unidad. Ningún sistema trabaja de manera aislada. Nuestro enfoque es holístico: aliviar el dolor físico y liberar las emociones ayuda a que tanto el sistema nervioso autónomo como el sistema nervioso en su totalidad respondan mejor.

CUÁNDO ACUDIR A UN PROFESIONAL

Muchas personas que llegan a Natalia cuentan que antes de encontrar Studio Australia Barcelona se habían sentido perdidas en su proceso de sanación. Suelen venir con una sensación de miedo o frustración porque alguien les ha dicho que su dolor «no es real», aunque ellas saben muy bien que sí lo es.

«Conozco bien todos los grados del dolor. Por eso, cuando trabajo con mis clientes lo hago desde una gran compasión. Al mismo tiempo, me acerco con confianza, porque sé que puedo ayudar. Llevo muchos años practicando y he visto resultados increíbles una y otra vez, así que confío en mis manos y en mis habilidades.»

Cuando Natalia trabaja contigo, no hay juicios. No tiene prisa por arreglarte. Es una persona que te entiende, que escucha lo que tu cuerpo quiere decir y que te acompaña con cuidado para que vuelvas a sentirte seguro en tu propio cuerpo.

Ponte en contacto con nosotros para una consulta de 15 minutos gratuita, en la que podremos hablar de tus necesidades y de cómo podemos ayudarte.

Fuentes

https://psychiatryinstitute.com/releasing-trauma-and-stress-with-the-psoas-muscle/

https://www.lpctherapies.co.uk/blog/2025/2/4/the-sacred-psoas-the-muscle-of-emotion-fear-and-transformation

https://my.clevelandclinic.org/health/treatments/24011-myofascial-release-therapy

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25603749

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